12/05/03 0:00
EVA ESTÉVEZ
Más que una jornada de fiesta
medieval, la de ayer pareció a los ojos de muchos una cita con las
compras y una carrera de degustación de suculencias gastronómicas
de antaño que una jornada de ocio y descanso. A más de uno tanta
concentración humana por metro cuadrado, tantos sabores y tanto
vaivén le produjo estrés y una digestión pesada con las
consecuentes repeticiones de turno. Pero, como dice el sabio y
antiguo refrán, «sarna con gusto no pica», y menos en una Dalt Vila
tan concurrida y llena a rebosar de caras alegres, estómagos
agradecidos y rostros subidos de tono por el sol y los alcoholes
servidos en los puestos.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.