El presidente de la Pimeef, Antoni Marqués, consideró que lo que
cualquier persona desea, una vez que la guerra es una realidad, «es
que sea lo más corta posible y que haya el mínimo de bajas».
Marqués recordó que cuando se está en guerra «la gente no tiene el
mismo espíritu de viajar, no tiene el mismo espíritu de hacer
vacaciones o de divertirse». Con respecto a si el Gobierno central
ha puesto a la nación en una posición delicada, el presidente de la
Pimeef reconoció que mucha gente no apoya la guerra pero aclaró que
España «sólo participa con tareas de carácter humanitario» por lo
que «difícilmente tiene que afectar de manera directa».
El presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Eivissa
y Formentera, Antoni Torres, lamentó «una guerra más» y las
víctimas «tanto civiles como militares». Para Torres las
consecuencias de la guerra «dependen de la duración de la misma».
Si tiene una duración de entre una semana o diez días «la
recuperación posterior puede ser muy positiva para lo que es
Eivissa y Formentera». Lo peor, económicamente hablando, «ha pasado
ya que era la incertidumbre sobre lo que podría suceder». Las
agencias de viajes entienden que la guerra va a influir de manera
directa y decisiva en la Semana Santa de este año, aunque menos en
Eivissa y Formentera que en Mallorca, donde hay muchas más plazas
abiertas y más vuelos. «La guerra tendría que durar un máximo de
dos semanas para que las consecuencias para el turismo pitiuso no
fuesen irreparables», afirmó, añadiendo que el turismo familiar
será el peor parado.
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