Una excavadora procedió ayer a la retirada del desembarcadero después de comprobar la Guardia Civil que todo estaba en orden. Fotos: VICENÇ FENOLLOSA

La Demarcación de Costas llevó ayer a cabo la demolición del antiguo embarcadero de Cala Molí, en Sant Josep, donde en verano atracan las golondrinas cargadas de turistas procedentes de Sant Antoni.

El restaurante Cala Molí, situado en la playa y que es quien explotaba el embarcadero, trató ayer hasta el último momento de evitar la demolición. La Guardia Civil detuvo el derribo durante más de una hora hasta que comprobó que realmente la obra contaba con la preceptiva autorización.

El pantalán, que invade el dominio público martítimo-terrestre, según explicó ayer a este periódico la Demarcación de Costas, se construyó en su día (al menos tiene 20 años) sin autorización. La administración presentará una factura al infractor con el coste de la demolición.

Un representante del Restaurante Cala Molí aseguró ayer a este periódico que nadie les había avisado de que se iba a echar abajo la estructura de cemento. Al ver llegar a la playa la máquina excavadora de Excavaciones y Derribos sa Carroca, éste llamó a la Guardia Civil para impedir el derribo.

La patrulla de Sant Antoni acudió a la playa y detuvo la excavadora hasta que comprobó que realmente la Demarcación de Costas era quien había contratado a la empresa de derribos para echar abajo el embarcadero.

La delegación de la Demarcación de Costas en Eivissa no sabía nada de la demolición, al igual que el vigilante de Costas, que en su recorrido de inspección diario se encontró con la excavadora en plena faena. Los agentes de la Guardia Civil abandonaron la playa al constatar que el derribo disponía de la autorización de la administración.