María Reyes.
María Reyes, con un aspecto diferente al de sus apariciones televisivas de hace años, en Sant Josep. Fotos: V. FENOLLOSA

Han pasado muchas cosas en la vida de María Reyes desde que fuese elegida Miss España en 1995. Ahora vive en Madrid, pero a lo largo de esos ocho años, esta catalana «de Figueras» ha probado suerte fuera de España. «Después del año de reinado estuve trabajando como modelo por toda Europa y en EEUU; luego empecé a estudiar interpretación, primero en París, luego en Nueva York y también en Madrid, con La Barraca, con los que sigo colaborando ahora», relata en el gimnasio del colegio l'Urgell, tras haber terminado uno de los talleres en los que participa este fin de semana junto a otros muchos compañeros. María Reyes, a sus 26 años, empezó en la interpretación «por placer» y ahora se ha quedado en ese mundo y participa en cuanto puede en festivales como el que estos días se desarrolla en Sant Josep. «Me gusta el trabajo con el cuerpo, de clown y la danza, por eso hago estos cursos, y porque hay gente maravillosa de la que aprendes mucho», dice.

En la Trobada del Clown ha escogido el taller del argentino Loco Brusca, a quien conocía «porque le dieron un premio en Valladolid el año pasado y porque le vi actuar en el Festiclown, en Pontevedra». Las primeras clases han ido muy bien, María dice que hay «mucha energía y ganas de pasarlo bien y aprender».

Cree que si no hubiese salido elegida Miss España, «tal vez no estaría aquí»; y es que reconoce que aquella experiencia le cambió la vida. Pasa de los prejuicios de aquellas voces que aprovechan la incursión de cualquier modelo en la interpretación para criticarla y, de hecho, María no ha abandonado la moda por completo. «Los prejuicios nos limitan a nosotros y a los demás y por eso no tienes que dejar que te influyan».

Este fin de semana en Eivissa tal vez le sirva a la actriz, en persona incluso más guapa que en las fotografías, para marcharse con un buen recuerdo de la isla, algo que hasta ahora no tenía. «Había estado el verano pasado, pero no me gustó mucho. Fui por la zona del puerto y me pareció que había demasiado extranjero», recuerda. Además, aunque las playas le parecieron maravillosas, tuvo una mala experiencia al verse en la portada del Interviú haciendo topless. «Me pasé de inocente, así que ya no creo que venga más para ir a la playa -dice riendo- pero de todas formas ya he tomado medidas judiciales y espero que salga todo bien», zanja.

Sara Yturriaga