En el invierno de 1933 nevó en Eivissa, las calles se llenaron de barro por la lluvia, y un par de temporales dejaron prácticamente incomunicadas a las Pitiüses. 70 años después las cosas no han cambiado tanto. Prueba de ello es el hotel «Montesol», que se inauguró el 3 de junio de aquel año con el nombre de «Gran Hotel» y que todavía hoy es uno de los edificios más bellos y emblemáticos de la ciudad. De hecho, fue proyectado por Joan Gómez Ripoll, Campos, y actualmente está declarado Bien Catalogado por el Consell.

Algunas cosas sí que han cambiado en estos años. Los cronistas de la época dedicaban columnas y columnas a este acontecimiento que hoy en día sería poco más que un publirreportaje. Pero eran otros tiempos y la apertura de un hotel que atraería a «un buen número de turistas, los de dinero, que hasta ahora no se habían dirigido a nuestra isla por falta de alojamiento adecuado», según los diarios de entonces, era un punto de inflexión para una isla que comenzaba a despuntar como destino estrella.

El propietario del establecimiento, el médico Juan Villangómez, era alabado una y otra vez por haberse lanzado a la construcción de este edificio. «Hay que felicitar también al maestro Sr. Gómez Campos, que se ha acreditado como un constructor de primer orden», se apostillaba en la prensa sobre el autor de la obra. También se llamaba la atención sobre un detalle: «Ahora es necesario que se nombre una comisión que trabaje en firme para procurar que el Patronato Nacional de Turismo haga la propaganda que nuestra isla merece y necesita». Estas palabras suenan asombrosamente cercanas, aunque el organismo se llame ahora Turespaña. Los diarios tampoco escatimaron detalles más frívolos como el menú del evento, que costaba 15 pesetas de la época (asistieron 50 personas) y que incluía nada menos que seis platos, dos postres, vinos y «champán».