J. M. R.
El plan bienal de normalización lingüística de las Pitiüses para los años 2003 y 2004 fue aprobado ayer con los votos favorables del Pacte y las abstenciones del PP y del grupo mixto. La consellera insular de Cultura, Fanny Tur, se congratuló de la aprobación, esencial, dijo, «si queremos que todos los ciudadanos tengan idénticos derechos». Entre los objetivos se encuentran que la Administración no discrimine a quienes se dirijan a ella en catalán y que también haya medios de comunicación en esa lengua.

Marí Tur también criticó que no se mencione el habla particular de las Pitiüses: «Dentro de la unidad del catalán, queremos la variedad. Eso enriquece», manifestó.

El conseller del grupo mixto, Joan Buades, calificó de «irrelevante» la aprobación, por carecer, dijo, de partidas que lo sustenten. «No es más que una aprobación de intenciones políticas», señaló. Además mostró su disconformidad con algunas medidas contempladas en el plan, por ser demasiado blandas. A su juicio, «no todo se debe dejar a la voluntad de la gente».

Por su parte, el popular Joan Marí Tur lo descalificó por estar basado en el estudio realizado por el doctor Bernat Joan i Marí: «Parte de una premisa falsa y por tanto las conclusiones no han de ser verdaderas». Esa premisa falsa es, indicó, la escasa intervención lingüística llevada a cabo en la época en que gobernaba el PP.

Fanny Tur replicó que el plan sólo hace mención al catalán estándar, de la misma manera que un niño de Extremadura o de Andalucía aprende castellano estándar y no extremeño o andaluz. También lamentó que tanto Buades como Marí efectuaran esas críticas sin haber presentado enmiendas previamente, y negó la acusación de Buades de que carezca de un diagnóstico (está «extraído del estudio de Bernat Joan») y alabó el respaldo que le han dado tanto del Institut d'Estudis Eivissencs como la Plataforma per la Llengua.

En su discurso, Joan Marí Tur defendió a los castellano-parlantes: «¿Y los que no hablan catalán, no tienen derechos?». El conseller cree que la actual situación puede degenerar en una discriminación en las aulas de los hijos de inmigrantes iberoamericanos y magrebíes.