Una lluvia de caramelos para endulzar la espera fue la protagonista de la llegada de los Reyes Magos a Formentera. A las 12'00 y tal y como estaba previsto, los Reyes Magos de Oriente desembarcaban en el Puerto de la Savina donde cientos de personas, especialmente de corta edad, esperaban ansiosas la llegada de los forjadores de ilusiones. Sobre el muelle, habitualmente desierto en un festivo, varios centenares de personas de todas las edades y gran número de países, ya que Formentera se caracteriza por la plurinacionalidad de sus residentes, se agolpaban mientras, majestuoso, eEstrella de Levante se acercaba al muelle. Pajes y soldados, pulgarcitos y ovejas conformaron un pasillo por el que sus Majestades avanzaron lentamente siendo literalmente asaltados por niños con ojos como platos al ver que, por fin, los Reyes habían llegado a la isla.
Tras una lluvia inicial de caramelos, la comitiva, precedida por un vehículo de la Policía Local y cerrada por otro de la Guardia Civil y el alcalde de la isla, se dirigieron hasta Sant Francesc Xavier con sus esquemáticas carrozas, siendo aplaudidos por un buen número de personas que se habían situado a ambos lados de la carretera. Una vez en la plaza de la Constitución, los Reyes entraron en la iglesia donde besaron los pies de la imagen del Niño Jesús y posteriormente subieron al estrado situado frente a Ca ses Monges donde recibieron las cartas de los más pequeños de la isla.
Previo al desfile de jóvenes nerviosos por tener que hablar con los Reyes, el alcalde de la isla, Isidor Torres, dio la bienvenida a sus Majestades de Oriente en nombre de todo el pueblo de Formentera, en especial de los más pequeños, y deseó que fueran portadores de aquellos regalos que colman las ilusiones de los ciudadanos de la isla. A partir de ahí, un largo desfile de niños que subían al escenario donde pajes y Reyes escuchaban solícitos sus peticiones y recogían las cartas en la que enumeraban sus deseos, traducidos en juguetes, para un día indudablemente mágico. Las solicitudes abarcaban la más amplia gama de juegos y artícu-
los para unos niños que pasaban del silencio nervioso ante los Reyes a la parlanchinería más desaforada cuando ya habían entregado sus cartas.
Al finalizar el acto, Reyes y escolta, entre los que se encontraban, solados, pajes y todo tipo de jóvenes y mayores disfrazados para el evento, degustaron una comida de forma conjunta. A las 16'30 horas iniciaron el viaje hasta el Pilar de la Mola donde a las cinco tuvo lugar una misa con la presencia de sus Majestades tras la cual los más pequeños recibieron sus primeros regalos. Después, la comitiva se dirigió hacia la carpa de Sant Ferran de donde los pequeños entregaron sus cartas.
Hoy está previsto que alrededor de las 10'30 horas asistan a una misa en Sant Francesc Xavier, para después entregar los regalos a todos aquellos que se lo hayan merecido. Guillermo Romaní