Apenas hay rehabilitación en la red pública. Un enfermo mental y su mujer, de la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales, relatan en primera persona las dificultades existentes en Eivissa y Formentera y las pocas alternativas, además de los fármacos, para este colectivo donde el sufrimiento y el dolor es el pan de cada día.

Una inyección cada 21 días para 'mitigar' el sufrimiento que le produce la psicosis esquizoide paranoide que le diagnosticaron hace ya 20 años. El resto es tiempo libre para no pensar, dar vueltas, ir al bar a tomarse un café o tumbarse en la cama. Eso sí, con algún periodo de crisis ante la mirada de su mujer e hijos.

Ésta es la vida de Juan, un enfermo mental de Eivissa vinculado a la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales de Eivissa y Formentera, y su mujer, Maria. Son nombres ficticios, pero su historia es real.