Una botella de agua para cuatro o cinco inmigrantes retenidos en
Comisaría, mujeres que son obligadas a hacer flexiones en presencia
de policías, una ecuatoriana ha de desnudarse tras poner una
denuncia por robo, o la propuesta de expulsión a un marroquí tras
darle una paliza en el West End de Sant Antoni. Estos son algunos
de los casos que denunció ayer la Plataforma por la Convivencia de
Eivissa que se reunió en el salón parroquial de la iglesia de Santa
Cruz para denunciar las detenciones improcedentes y malos tratos en
los calabozos de Eivissa a extranjeros a los que se le inicia el
procedimiento de expulsión sin posibilidad de poner un recurso.
Ante la gravedad de la situación, la Plataforma decidió anoche
redactar una resolución dirigida a todas las instituciones
públicas, desde la Fiscalía hasta el Defensor del Pueblo, sobre los
malos tratos. Asimismo, se acordó una reunión con el Colegio de
Abogados y la directora insular de la Administración General del
Estado.
A la reunión de ayer, convocada por las organizaciones Justicia
y Paz y Comisiones Obreras, asistieron representantes del PSOE,
Izquierda Unida, el Obispado de Eivissa, USO y Asociación de
Inmigrantes Marroquíes. Todos los colectivos asistentes
coincidieron en destacar los problemas existentes, sobre todo en
Comisaría. Hasta Cáritas ha llegado a tener problemas en Comisaría
cuando una sudamericana trató de denunciar a su pareja que la
acosaba y maltrataba.
La mujer se sintió tan humillada que decidió no denunciar.
«Estamos esperando en Cáritas que nos llame el inspector de
Policía», relató Miguel Àngel Riera, delegado diocesano de Cáritas.
Ante el rosario de quejas por el trato que se da a los inmigrantes
en Comisaría, la Plataforma lamentó la humillación, reclamó un
trato digno y que se investiguen todas estas actuaciones.
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