Una práctica tristemente habitual como es el trabajo a destajo, que consiste en acabar cuanto antes la obra de edificación premiando la prisa de los trabajadores, pone en serio peligro la calidad de la vivienda. Así lo remarcó ayer en la sede del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos (COAAT) el experto Jesús del Olmo Alonso, profesor de la Universidad de Alcalá.

El experto inició ayer una mesa redonda en torno a la Ley de Ordenación de la Edificación (L.O.E). Esta ley tiene entre sus principales ventajas que obliga a los responsables de la obra a asegurarla y responder ante el comprador durante 10 años de los daños estructurales que comprometan la resistencia y estabilidad del edificio; durante tres años sobre vicios defectos de elementos constructivos o de instalaciones que incumplan los requisitos de habitabilidad; y durante un año los defectos de terminación o acabado de las obras.

Del Olmo explicó que la L.O.E tiene la gran meta de asegurar una mayor calidad en las viviendas, fijando las obligaciones de todos los agentes que intervienen en el proceso edificatorio y estableciendo responsabilidades. Además, la ley fija unas garantías a las que los usuarios se pueden «agarrar» en caso de que haya problemas.

Sin embargo, ayer quedó constancia de que hay impedimentos para llevar estos propósitos a la práctica. Así, muchas compañías de seguros se niegan a asegurar determinados tipos de obras. Como aliciente, el experto propone que los asegurados que cumplan la normativa reciban bonos «como los buenos conductores», y los que incumplan sean «penados». En el debate posterior a la ponencia participaron el Colegio de Arquitectos (Salvador Joan), el COAAT (Miguel Àngel Martí), la Asociación de Constructores (Pablo Arriba) y promotores (Joan Lladó).