El biólogo marino residente en Formentera, Manu San Félix, ha
asegurado, a propósito de la pesca con dinamita en sa Bota junto a
es Vedrà denunciada por este rotativo, que «la utilización de
explosivos para obtención de pescado no es una actividad de pesca
sino un delito ecológico». San Félix, director del centro de buceo
Vell Marí, conocido por sus trabajos relacionados con el medio
marino de Formentera y Eivissa, en especial los referentes a la
tortuga boba y a la posidonia oceánica ha afirmado que «la
utilización de explosivos se basa en el efecto demoledor que
provoca la onda expansiva en el medio acuático, 800 veces más denso
que el aire, por lo que la transmisión y el efecto de la explosión
es mucho mayor que en el medio aéreo».
El biólogo señala que la onda expansiva provoca instantáneamente
«la fractura de la espina dorsal de los peces y además afecta de
manera notable a las cavidades aéreas como la vejiga natatoria de
los peces». Los efectos de la utilización de dinamita en la pesca,
totalmente prohibida, son devastadores ya que según Manu San Félix
«el perjuicio principal de esta actividad es su carácter no
selectivo que provoca la muerte de todo tipo de organismos marinos,
afectando principalmente a los alevines y larvas dentro del radio
de acción de la onda expansiva». Se trata de una modalidad de pesca
«absurda» en tanto en cuanto sólo aprovecha un «porcentaje mínimo»
de los peces muertos ya que la gran mayoría, entre el 65 y el 75%
no asciende a la superficie y quedan en el fondo.
En el caso de especies como la sèrvia, peces de costumbres
migratorias que viven en bancos o cardúmenes, y frecuentan el mismo
sitio durante casi toda su vida, «la utilización de explosivos
"señala San Félix-, produce la destrucción total del cardúmen
imposibilitando la reproducción del banco aniquilado». A las
consideraciones ecológicas hay que añadir que el manejo de
explosivos por personas no autorizadas, sin preparación y en
entornos abiertos, supone un grave riesgo para las personas y en
especial para los buceadores que pudieran hallarse cerca del lugar
de la explosión.
Este rotativo se ha puesto en contacto con algunos centros de
buceo de la costa oeste de Eivissa y ha sabido que personal del
Nautilus coincidió bajo el agua haciendo fotografías del desastre
con otros buceadores profesionales. Como mínimo Vell Marí, Nautilus
y Orca Sub fotografiaron y grabaron en vídeo las dantescas escenas
marinas. En el mismo sentido han comentado que entre dos y cinco
años atrás se produjeron sucesos idénticos, en el mismo lugar, la
época y con el mismo objetivo: las sèrvies.
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