GUILLERMO ROMANÍ El biólogo marino residente en Formentera, Manu San Félix, ha asegurado, a propósito de la pesca con dinamita en sa Bota junto a es Vedrà denunciada por este rotativo, que «la utilización de explosivos para obtención de pescado no es una actividad de pesca sino un delito ecológico». San Félix, director del centro de buceo Vell Marí, conocido por sus trabajos relacionados con el medio marino de Formentera y Eivissa, en especial los referentes a la tortuga boba y a la posidonia oceánica ha afirmado que «la utilización de explosivos se basa en el efecto demoledor que provoca la onda expansiva en el medio acuático, 800 veces más denso que el aire, por lo que la transmisión y el efecto de la explosión es mucho mayor que en el medio aéreo».

El biólogo señala que la onda expansiva provoca instantáneamente «la fractura de la espina dorsal de los peces y además afecta de manera notable a las cavidades aéreas como la vejiga natatoria de los peces». Los efectos de la utilización de dinamita en la pesca, totalmente prohibida, son devastadores ya que según Manu San Félix «el perjuicio principal de esta actividad es su carácter no selectivo que provoca la muerte de todo tipo de organismos marinos, afectando principalmente a los alevines y larvas dentro del radio de acción de la onda expansiva». Se trata de una modalidad de pesca «absurda» en tanto en cuanto sólo aprovecha un «porcentaje mínimo» de los peces muertos ya que la gran mayoría, entre el 65 y el 75% no asciende a la superficie y quedan en el fondo.

En el caso de especies como la sèrvia, peces de costumbres migratorias que viven en bancos o cardúmenes, y frecuentan el mismo sitio durante casi toda su vida, «la utilización de explosivos "señala San Félix-, produce la destrucción total del cardúmen imposibilitando la reproducción del banco aniquilado». A las consideraciones ecológicas hay que añadir que el manejo de explosivos por personas no autorizadas, sin preparación y en entornos abiertos, supone un grave riesgo para las personas y en especial para los buceadores que pudieran hallarse cerca del lugar de la explosión.

Este rotativo se ha puesto en contacto con algunos centros de buceo de la costa oeste de Eivissa y ha sabido que personal del Nautilus coincidió bajo el agua haciendo fotografías del desastre con otros buceadores profesionales. Como mínimo Vell Marí, Nautilus y Orca Sub fotografiaron y grabaron en vídeo las dantescas escenas marinas. En el mismo sentido han comentado que entre dos y cinco años atrás se produjeron sucesos idénticos, en el mismo lugar, la época y con el mismo objetivo: las sèrvies.