EUGENIO RODRIGUEZ El Ayuntamiento de Sant Joan prohibió anoche un año más la celebración de las fiesta de los tambores en Benirràs. El alcalde Antoni Marí Carraca pidió la colaboración de la Guardia Civil para impedir por segundo año consecutivo la celebración de la multitudinaria fiesta, que hasta hace dos años concentraba en la reducida superficie de la playa entre 4.000 y 5.000 personas.

«Siguiendo la misma línea de actuación de los años anteriores, no permitiremos la celebración de fiestas ilegales en un espacio protegido. Esta es una fiesta clandestina, con una concentración masiva de gente, que daña el entorno natural de este enclave», explicó ayer a este periódico el edil de Sant Joan. El Ayuntamiento recibía cada año el día después de tan sonada fiesta denuncias de los propietarios de los negocios de la playa por la cantidad de basura que se esparcía por la playa y sus alrededores.

Tal y como apunta el alcalde, el año pasado la Guardia Civil ya montó un dispositivo especial para impedir la celebración de la fiesta por la paz, que se celebra cada 28 de agosto en otras playas de todo el mundo. Este año, sin embargo, después de lo que sucedió el año pasado, fueron pocas las personas que se acercaron a Benirràs con las velas y el tambor bajo el brazo. De todos modos, el Ayuntamiento publicó ayer un anuncio en prensa advirtiendo de que la fiesta no cuenta con la autorización municipal: «Este Ayuntamiento no ha autorizado ni autorizará la celebración de dichos eventos [una fiesta -concentración en la playa de Benirràs- acompañada de instrumentos musicales diversos] y tomará las medidas legalmente procedentes para impedir su celebración».

Por ello, diez agentes de la Guardia Civil bloquearon desde primera hora de la tarde el paso a Benirràs desde el cruce de la carretera de Sant Miquel a Sant Joan para impedir el acceso masivo a la playa. Sólo podían pasar los vecinos de la zona, tal y como ya sucedió el año pasado. Por la noche se mantuvo el control para evitar la celebración de la tradicional fiesta. El alcalde de Sant Joan está muy satisfecho por el hecho de que este año no ha habido multitudinarias fiestas ilegales: «La gente se reúne a tocar los tambores en la puesta de sol, pero no estamos para nada en contra de ello, sino de la afluencia masiva de gente, que daña un espacio protegido y tan sensible como es Benirràs».