Sus Majestades y la infanta Cristina, ayer, en Marina Botafoch tras bajar del Fortuna. Foto: K.TABERNER.

Después de disfrutar de una jornada marinera, el Fortuna, el yate de Don Juan Carlos y Doña Sofía, atracó en Marina Botafoch, en el puerto de Eivissa. Los Reyes, quienes están pasando como ya es tradición, sus vacaciones en Mallorca, llegaron acompañados por la Infanta Cristina, su marido Iñaki Urdangarín y los tres hijos del matrimonio, Juan, Pablo y Miguel, quien sólo tiene tres meses de edad. Tras pasar la tarde descansando en el yate, eran más de las 21'30 horas cuando Don Juan Carlos, Doña Sofía la Infanta Cristina y Urdangarín se dispusieron a salir a cenar a algún restaurante de Eivissa. Los niños, como es lógico, se quedaron a bordo y a cargo de una niñera.

Además del coche protocolario y de los reporteros gráficos, les esperaban a su bajada un gran número de curiosos que se habían acercado hasta el lugar para conocer a tan ilustres personajes. La primera en descender por la pasarela fue la Reina, en todo momento muy sonriente y como su marido, Don Juan Carlos, vestida de blanco impoluto, al más puro estilo Adlib. Fue en ese momento cuando se empezaron a oír los aplausos, que no dejaron de sonar mientras el resto de la familia fue poniendo los pies en tierras ibicencas. Aunque SS.MM, como siempre, transmitieron cercanía hacia la gente de a pie, en este caso el protocolo les mantuvo alejados del público expectante. De lejos, saludaron y rápidamente se introdujeron en un Seat Alhambra de color plateado.

Iñaki Urdangarín, como todo un caballero, esperó a que su mujer y Doña Sofía se subiesen al vehículo para cerrarles educadamente las puertas. La Infanta Cristina y su marido rompieron ligeramente el pacto del blanco. Ella con una camiseta negra complementada por un foulard rosa y él con pantalones amarillos. Tras esta escapada la Familia Real navegará de nuevo hasta Mallorca donde apurarán los últimos días de vacaciones antes de volver a sus compromisos oficiales. No es la primera vez que los Reyes y su familia visitan Eivissa, pero siempre que lo hacen, tanto los medios de comunicación como la gente se vuelcan con ellos.