Sandra, Jordi, Marta, Nieves, Xavi, Rut, Lucas, Paula, Antonio, Mariana. Biología, Informática, Económicas, Derecho, Arquitectura, Telecomunicaciones. Barcelona, Madrid, Palma, Valencia, Cáceres, Cuenca. Son los nombres, carrreras y ciudades de residencia durante el curso lectivo de algunos de los muchos jóvenes ibicencos que salen de la isla para realizar sus estudios universitarios. La insularidad en algunos aspectos tiene un precio muy alto. Y la educación en este sentido, presenta muchas deficiencias en las islas. Después de la Selectividad los jóvenes se plantean cómo y dónde continuar sus estudios.

Casi todos tienen muy claro que quieren estudiar una carrera. Ante esto, no sólo se les plantea el dilema de qué estudiar sino también dónde estudiarlo. Ya que la oferta universitaria aquí queda muy reducida. Hay un amplio abanico de carreras a elegir, pero los destinos de estudios quedan prácticamente reducidos a Barcelona, Madrid, Palma y Valencia. Aunque hay algunos que, como consecuencia de las notas medias, por razones familiares o porque hay muy pocas facultades de la carrera que han elegido, se ven obligados a desplazarse a ciudades como Cuenca, León, Cáceres o Cádiz.

Sea cual sea la elección, por lo general, todos están muy satisfechos. A pesar de ser un cambio muy grande en todos los sentidos, los jóvenes coinciden en que al principio cuesta un poco adaptarse pero con el tiempo se integran casi a la perfección. Más que una experiencia estudiantil esto se convierte en una vivencia, que como personas les aporta mucho. Los padres y amigos de toda la vida quedan lejos, y los compañeros de colegio mayor, residencia o piso y de la facultad, se convierten en tu nueva familia y amigos.

Jordi y Bárbara son dos hermanos ibicencos que comparten piso en Barcelona donde estudian Informática y Periodismo, respectivamente. Bárbara comenta que «en el primer mes en Barcelona me pasó de todo, tanto bueno como malo. Pero esto le sirvió para espabilarse y saber salir adelante de las múltiples situaciones que se te presentan». Andrea, estudiante de Arquitectura en la ciudad Condal, recuerda como al principio fue todo una odisea: «No sabía muy bien a que universidad iba a ir hasta el último momento. Lo único que tenía seguro era la residencia, que ya es mucho».

Económicas es la carrera que Vérónica cursa en Palma y aunque los estudios no le van muy bien confiesa que lo mejor es la convivencia en la residencia de estudiantes de la UIB. Sandra estudia Biología en Madrid y comenta que «opté por Madrid porque tenía buenas referencias de la Universidad Complutense. En mis dos años allí he vivido muchísimas cosas y he aprendido un montón. Tanto en la residencia donde viví el primer año como en el piso donde estoy ahora».

En Madrid también estudian Lucas y Paula, él Telecomunicaciones y ella Comunicación Audiovisual. Ambos viven en colegios mayores y apuntan que esta es una experiencia única. Los estudios resultan para Lucas muy complicados. «No tiene ni punto de comparación con el instituto. Ahora estudio y no consigo frutos», esto es lo más duro para este joven. Todos coinciden en que en Eivissa no hay mucho que hacer y creen que se tiene muy olvidados a los universitarios. Las ayudas económicas prácticamente no existen. Ante esto, opinan que por el hecho de tener que desplazarse fuera de sus casas ya tendría que existir una beca independientemente de las rentas familiares y de las calificaciones que se tengan.

Por otra parte, los universitarios pitiusos también protestan por la limitación horaria de las bibliotecas en Eivissa. Ya que «en vacaciones, sólo abren por la mañana. ¡No piensan en que en verano todos volvemos a la isla y la mayoría tenemos asignaturas para septiembre!», critican Marta, Nieves y Vicent, estudiantes de ADE y Farmacia en Barcelona. Parece que a estos estudiantes no les presentan las cosas muy sencillas. Pero la ambición, les lleva a no renunciar a la oportunidad única de cursar estudios universitarios.