El tono vehemente que empleó ayer Antoni Torres, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes pitiusas, al criticar la gestión del Govern en materia turística hacen pensar que el sector ha pasado de estar preocupado a activar todas las alarmas. Torres, siempre comedido, no dudó al vaticinar un invierno «terrible» y un 2003 «crítico» si no cambia la actual gestión de la promoción turística.

En claro apoyo a las críticas contenidas en el polémico documento «Apuesta por el Turismo» redactado por la Federación Empresarial Hotelera, Torres no vaciló al afirmar que, hoy por hoy, el Ibatur «no sirve para nada» y que «lo poco que han hecho en promoción» ha tenido el efecto contrario. «Utilizar como han hecho el nombre 'Illes Balears' no sirve absolutamente para nada», remarcó y calificó de sandez el cambio de Ibiza, como marca comercial, por Eivissa en el plano de promoción. «Ibiza es el nombre del producto; cambiarlo por Eivissa es como si a la General Motors la traducen por Motores Generales por motivos puramente lingüísticos», remarcó Torres.

Calificando de «barbaridades» las declaraciones del presidente Francesc Antich sobre la marcha del turismo, descalificó cualquier intento de desestacionalización que no pase por la creación de campos de golf. «Es imprescindible para mejorar las temporadas bajas», sentenció. Torres se mostró partidario de dejar en manos de Fomento del Turismo y de la Conselleria insular de Turisme la gestión de la promoción con la colaboración de Turespaña y las Cámaras de Comercio, «que siempre han trabajado muy bien en este sentido».

Por otra parte, el representante de las agencias de viajes no tuvo reparos al pedir a las instituciones que sean objetivos a la hora de elaborar encuestas sobre la marcha del turismo. «Que den el dato, no suposiciones ni interpretaciones», dijo. Totalmente de acuerdo con el documento de crítica de los hoteleros, el representante de las agencias de viaje fue todavía más duro al asegurar que aspectos como las infraestructuras, sobre todo las urbanas, están «totalmente descuidadas», así como la limpieza de las playas y la disposición de infraestructuras que las hagan más cómodas y accesibles.

Otros aspectos criticables y sobre los que las autoridades «no ejercen el control deseable», a juicio de las agencias, son la contaminación acústica y visual. La primera, causada por los escapes libres de motocicletas a horas intempestivas y la música sin control desde coches, lo que convierte al ya de por sí caótico tráfico en insufrible. La visual se refiere en especial a las vallas publicitarias instaladas «sin criterio». Estos problemas, unidos al tema de la ecotasa, al incremento de la delincuencia y a la «ineficacia» manifiesta de las desaladoras han colmado el vaso de la paciencia del sector, que cree que los que más van a sufrir el bajón de este año van a ser los pequeños comercios, los bares, restaurantes y cafeterías y los trabajadores; «las economías más débiles».