Un gran avión hinchable ocupa el centro del paseo de s'Alamera de Eivissa durante el fin de semana. Tras él se podían ver, durante la tarde de ayer, largas colas de niños acompañados por sus padres que se iban descalzando y lanzándose sin ningún pudor al interior de la singular máquina. Esta es una de las actividades que incluye el Parque Infantil 112, una iniciativa que el Govern balear organiza por vez primera con el objetivo de que los niños de edades comprendidas entre los 3 y los 12 años se diviertan pero a la vez aprendan a enfrentarse a situaciones de riesgo con las que pueden enfrentarse a lo largo de su vida.
El avión simula un aterrizaje de emergencia y está dirigido a niños de entre cinco y ocho años. Estefanía Reus, uno de los ocho monitores de tiempo libre que se han desplazado desde Palma, comentaba que lo que ellos hacen es explicarles a los niños cómo deben actuar en un caso así. «Les decimos que vayan uno detrás de otro sin correr, siguiendo las líneas amarillas que simulan ser las luces y que se deslicen por el tobogán sentados pero dando pequeños saltitos», apuntaba. A lo largo de la mañana varios grupos escolares visitaron este parque de origen vasco, pero fue por la tarde cuando realmente Vara de Rey cobró vida y se llenó de risas y de gritos.
Andrea, de 11 años, acababa de bajarse del simulador de vuelco de coche en el que los chavales, siempre que hayan cumplido los ocho años, pueden comprobar que con el cinturón puesto el peligro de un accidente así se reduce considerablemente. Con el rostro enrojecido por la excitación y por el número de vueltas dadas a una velocidad considerable, aseguraba que «ha sido una buena experiencia, aunque no sé si me subiría otra vez, porque los pies se me separaban del suelo y casi me chocaba con la cabeza; la verdad es que me tiemblan las piernas», añadía. Su amiga Laura, de 9 años, ya se había subido cuatro veces y parecía dispuesta a hacerlo una vez más.
Cerca del coche, una carpa esconde un hospital de primeros auxilios. En él, Nuria Guasp y Caterina Vidal se ocupan de entretener a los chavales con una partida a un juego de la Oca adaptado en el que aparecen dibujos que simbolizan consejos tan dispares como el de que hay que merendar fruta o ponerse siempre el casco para conducir una moto. Además, en esta carpa de primeros auxilios se realizan simulacros con un maniquí. «Esto sólo es para niños de 11 y además les decimos que ellos nunca deben hacerlo. Aunque también vienen los padres, que se interesan mucho por saber cómo actuar, por ejemplo, en caso de que sus hijos se atraganten», explican las monitoras. Otra de las actividades ofrece un recorrido en el que hay que respetar diferentes señales viales. Cristian, Javi, Fran, Jefferson y Carlos seguraban haber reconocido todas las señales. El parque permanecerá hasta el domingo.
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