Los profesionales del Servei de Salut Mental Infantil i Juvenil del
Consell ha detectado en este último año un aumento de la
agresividad en niños con trastornos de conducta. «Antes contestaban
un poco mal, pero ahora pegan», subraya la psicóloga Mercedes
Corell, adscrita a este servicio. Los trastornos de conducta que se
abordaron el año pasado en este servicio fueron 33 casos, sólo uno
más que en 2000. «No hay grandes diferencias en los números, el
problema es el tipo de trastorno», subraya la profesional.
La incorporación antes al instituto, a raíz de la entrada en
vigor de la ESO, y la excesiva tolerancia de los progenitores hacia
sus hijos son dos de los causas que están detrás de este tipo de
trastornos. «Antes los problemas surgían a los 14 o 15 años,
coincidiendo con la entrada en el instituto, pero ahora llegan
antes, a los 12 años. Eso ha modificado mucho las demandas, porque
entran en una estructura donde hay chicos muy mayores», explica
Corell. También se está detectando que los más jóvenes adquieren
conductas de los adolescentes por el contacto de los mayores con el
instituto «pero sin tener aún tanta madurez», precisa.
Así, los chavales se muestran desobedientes, faltan al respeto a
los profesores y muestran agresividad a profesores y compañeros.
Los docentes y los psicopedagogos de los centros son los que dan la
voz de alarma del problema. Sin embargo, una vez que los
profesionales hacen el diagnóstico se encuentran, en ocasiones, con
otro problema: la falta de colaboración de la familia. «El servicio
ha de funcionar con una motivación de los padres. Hay que hacer un
abordaje desde todos los ámbitos: familia, educación y social. Nos
preocupan los casos que remiten desde el colegio, pero la familia
dice que en su casa no hay ningún problema».
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