La aventura que Àlvaro de Marichalar inició el pasado 22 de febrero en el río Tevere, situado en el centro de Roma, le ha traído hasta el puerto deportivo de Santa Eulària, donde recaló en la madrugada del pasado lunes y de donde partirá esta mañana rumbo a Formentera y posteriormente a Alicante. Un poco cansado, después de haber vivido una de las etapas más difíciles, la que el llevó desde Argel hasta Mallorca, 315 kilómetros, soportando mucho frío y fuerza 8 durante todo el trayecto, Àlvaro disfrutó ayer de una jornada tranquila en Santa Eulària para reponer fuerzas junto a la tripulación de la embarcación de apoyo que le acompaña formada por cinco personas.

El navarro explicó las cuatro razones por las que inició esta aventura a bordo de una moto acuática que finalizará aproximadamente a finales del mes de abril en Miami. «Es un reto y sueño personal desde hace nueve años, porque si lo logro significará conseguir un récord del mundo importante para la navegación española, por las campañas de lucha contra la droga y el alcohol que hago desde once años promocionando el deporte, la vida sana y la aventura , y el apoyo que hacemos a la Asociación Mensajeros de la Paz en distintos puertos de recalada».

Marichalar explicó que sus jornadas suelen durar una media de 12 horas de pie en la moto acuática haciendo frente a todo tipo de adversidades. A lo largo de su travesía el deportista y su equipo, formado por dos cámaras de televisión, un capitán, un mecánico y un marinero, visitará una quincena de países. Un quinto objetivo de esta travesía es el intercambio de la bandera española y de la expedición con el de los distintos países en los que va atracando la comitiva. «Vamos a llevar esas banderas a América para hacer un acto de hermanamiento entre los distintos países que va a visitar esta expedición atlántica porque el mar nos baña a todos por igual. El mar es tolerancia, paz, comunicación e intercambio entre distintas culturas y es uno de los aspectos más importantes de esta travesía», dijo el deportista.

Àlvaro explicó que su hermano, Jaime de Marichalar, mejora su estado de salud a diario y que evoluciona favorablemente. «La verdad es que demostró mucha fuerza y ha sido todo un detalle que acudiera junto con doña Elena a Roma para despedirme junto a mi madre y mis hermanos. Era la primera vez que subía al avión desde el accidente», señaló el deportista navarro que prometió visitar Eivissa durante los meses del próximo verano. Uno de sus destinos vacacionales durante los últimos.