Tras la aprobación del Parque Natural de Cala d'Hort, los miembros del Grup d'Estudis de sa Naturalesa (GEN) y el conseller popular Joan Marí Tur se enzarzaron en un debate sobre la conveniencia de proteger ese paraje. Los ecologistas arguyen que allí residen numerosos animales y plantas únicos en el mundo, endemismos y especies amenazadas que la Adminsitración tiene la obligación de proteger. Marí Tur considera, por el contrario, que en ese espacio hay exactamente lo mismo que en el resto de la isla, y que, por tanto, no es necesario que se proteja tan estrictamente.

Para demostrar que Cala d'Hort es realmente un paraje peculiar, el presidente del GEN, Joan Carles Palerm, mostró in situ a este periódico las especies singulares que lo habitan y las características que lo distinguen de lugares como, por ejemplo, Talamanca: «Lo que hay que proteger -matiza- no es una especie en concreto, sino ese hábitat, así como mantener los endemismos». La primera parada de la excursión es el torrente de s'Aigüa, en las faldas del Puig den Serra, en cuyos márgenes, especialmente en la cara norte, crece un frondoso bosque. Este es el hábitat que Palerm considera que hay que salvaguardar, y que se caracteriza por su humedad, la calidad del suelo (que retiene el agua) y la existencia de un bosque donde pinos y coscoja (Quercus coccifera) rivalizan por el espacio: «Este es el mejor bosque que tenemos», indica orgulloso el biólogo mientras señala alguna de las plantas que lo hacen sobresaliente: las lianas, la rubia peregrina, la zarzaparrilla.

En ese torrente crece la Genista dorycnifolia, incluida en el Catálogo Balear de Especies Vegetales Amenazadas y que llega a alcanzar los 3'5 metros de altura. En es Amunts hay una población dispersa (de menor tamaño) que ha comenzado a diferenciarse del resto, pero la mayor parte se concentra en Cala d'Hort y en otras zonas del suroeste de Eivissa, mientras que está ausente en las demás islas de Balears.