Los niños, principales protagonistas. Foto: MARCO TORRES.

Los sanantonienses celebraron ayer por la tarde su Rúa particular con connotaciones similares a las que se dieron en las calles de otros puntos de las Pitiüses. Los diablillos, las brujas, Harry Potter y sátiras de la realidad local completaron los temas escogidos por los escolares, agrupaciones de vecinos y demás gente anónima que se sumó a la fiesta del Carnaval.

La comitiva emprendió su marcha con una hora de retraso -18'30 horas- desde el puerto de Sant Antoni. En ese instante el Passeig de ses Fonts estaba a rebosar de gente con ganas de ver los disfraces de la edición de 2002. El CP Guillem de Montgrí abrió el camino al resto de participantes con un toque mejicano, tema al que no se había aludido en otros municipios, como tampoco se había hecho del Mundial de Fútbol de Corea y Japón, motivo que dio luz a la carroza del CP Cervantes.

En total desfilaron, entre comparsas y carrozas, 28 grupos que recorrieron en sus dos sentidos el paseo principal de la localidad ante un público volcado que no se quiso perder la oportunidad de sumarse a la fiesta de la transgresión. Entre los asistentes que no formaron parte de la comitiva se vieron más disfraces, como los típicos de Obelix, Blancanieves, monstruos, drag-queenn o superhéroes infantiles.

«Homenaje a los maestros por sus dotes de auténticos magos». Este es el mensaje que se podía leer en el mini-tren empleado por el CP Vara de Rey para acoger la presencia de decenas de Harry Potter, personaje estrella de este Carnaval como pudo comprobarse entre gran parte de los participantes. En el resto de las carrozas hubo menos textos críticos que en ediciones anteriores y otro de los que más destacaron no llevó precisamente ese tono, sino que uno conmemorativo: los 10 años de la Asociación de Vecinos de Es Molí. La fiesta terminó en la carpa con música y la entrega de premios a los ganadores.