A los ibicencos les va a salir caro que se acabe con el ruido que
generan los potentes motores de la planta desaladora de Eivissa. En
la última reunión celebrada por el Consorcio de aguas de la ciudad
se explicó que la conexión de la desaladora a la central de Gesa
repercutirá en una importante subida del precio del metro cúbico:
si actualmente el Ayuntamiento compra el agua a 86 pesetas, el
metro cúbico costará 115'7 pesetas una vez Gesa pase la factura por
el consumo de energía de la potabilizadora. Es decir, el precio
aumentará un 34'5 por ciento. Ese significativo aumento no
convenció a todos los miembros del Consorcio, por lo que se decidió
dejar el asunto sobre la mesa hasta que se celebre en enero un
nuevo encuentro.
La conexión de la desaladora a Gesa no sólo eliminará un ruido
que molesta sobremanera a los vecinos de Puig den Valls y que es
perceptible incluso en zonas alejadas como Marina Botafoc, sino que
además es una necesidad para que la instalación disponga de una
fuente continua y segura de energía. Durante los últimos veranos
han coincidido momentos de máxima demanda con averías de los
generadores propios de la desaladora, lo que ha repercutido
gravemente en la calidad del suministro.
Asimismo, el secretario del Instituto Balear del Agua y de la
Energía (Ibaen), Damià Perelló, explicó a este periódico que
también barajan un aumento en las tarifas para que el Consorcio
disponga de un colchón de dinero a la hora de afrontar futuras
reparaciones en la desaladora, que últimamente ha sufrido
intermitentes averías. Según detalló, en la actualidad «no hay un
duro» en la caja de la entidad para esos dispendios, ya que «el
agua se cobra al usuario al mismo precio que cuesta». La conexión a
Gesa despierta dudas por sus repercusiones económicas,
especialmente por su rentabilidad, ya que aún quedan por amortizar
1.000 millones de pesetas de los 2.000 que costó.
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