ÓSCAR DELGADO
Los socios del Real Aeroclub Ibiza-Formentera no disfrutaban de una jornada festiva desde que el pasado mes de octubre formaron parte de la Vuelta Aérea a la Comunidad Valenciana cuando la prueba llegó a las Pitiüses. Por quinto año consecutivo los pilotos aficionados privados se concentraron ayer para homenajear a la patrona de la aviación, Nuestra Señora de Loreto. La cita se produjo en la sede del club, en el edificio de Aviación General del aeropuerto de Eivissa. Un total de 14 vuelos con una duración aproximada de 25 minutos cada uno.

«Lo más importante es dominar el avión y que el avión no te domine». Esta fue una de las sentencias que se escucharon entre los organizadores de la cita aérea de ayer en el aeropuerto de Eivissa. Los socios del aeroclub se acercaron cada media hora por las instalaciones para participar en los vuelos locales con controles de regularidad organizados desde las 10 de la mañana. La avioneta propiedad de la institución fue pilotada por catorce de sus miembros, quienes tuvieron el aliciente de intentar recorrer el trayecto propuesto en 13 minutos. El primer punto cronometrado se localizó en Sant Josep de sa Talaia, el siguiente en Sant Antoni de Portmany, después en Sant Rafel para regresar al aeropuerto de nuevo por el primer paso.

A los socios que no les correspondía volar les tocó desplazarse hasta que llegara su turno a los puntos de cronometraje. A las nueve de la mañana el edificio de Aviación Civil comenzó a erigirse como el centro de operaciones. El presidente del aeroclub, Joan Manils, se encargó de adquirir los cuatro cronómetros necesarios para seguir la evolución de los pilotos y de explicar su funcionamiento a los encargados de controlar el minutaje. Una vez concluida la preparación y sincronizados los relojes, los dos primeros aficionados se subieron en la avioneta -Piper Challenger del año 1973 de cuatro plazas, 180 caballos, 4 horas y media de autonomía y una velocidad de crucero de 210 kilómetros por hora-. Fernando era el piloto y su ayudante, Eva. Antes de iniciar el despegue era necesario comprobar los niveles de combustible, aceite, el tacómetro, la tarjeta de navegación... No podía fallar nada.