La montaña de escollera que desde el pasado mes de julio está depositada en uno de los muelles del puerto de Eivissa está siendo trasladada poco a poco y por mar hasta la zona donde se va a asentar el dique de Botafoc y donde se vierte en el fondo para conseguir una buena base que soporte esta infraestructura portuaria. Una barcaza de carga especial contratada por la unión temporal de empresas (Dragrados, Drace y Aglomsa) que ejecuta la obra trabaja cada día desde el mes pasado en el traslado de este material. El punto exacto de vertido lo conoce a través del uso de un sistema de localización GPS por vía satélite.

Además, para garantizar el éxito de la obra diversos equipos de buzos revisan las operaciones de colocación de relleno de escollera. Tras un mes de trabajo intensivo restan todavía otros cinco para terminar esta fase de los trabajos, según indicó ayer la Autoritat Portuària de Balears. Cuando se cumpla en quinto mes de esta operación se iniciará el fondeo de los cajones -unos grandes bloques de hormigón-, que serán trasladados por vía marítima desde Valencia y colocados posteriormente en su ubicación exacta.

El material, con el que se va a rellenar la zanja que realizó una draga en la zona, es de 200.000 metros cúbicos. La barcaza, de 45 metros de eslora, puede trasladar y depositar 400 m3 de piedra en cada traslado que realiza hasta la zona. Antes de la llegada de los cajones se construirá una banqueta de cimentación para soportar la estructura del dique de Botafoc.

La Autoritat Portuària ha reiterado que permanecen paralizadas hasta septiembre las tareas de acondicionamiento del vial de acceso terrestre al dique, ya que el paso de camiones y excavadoras estaba provocando nubes de polvo y más ruidos, lo que suscitó las protestas de varios de los establecimientos que trabajan en esta zona así como de los residentes.