El jurado, atento a los modelos expuestos. Foto: KIKE TABERNER

ÓSCAR DELGADO La popularidad de los 'rallies' para algunos, las ganas de llamar la atención para otros o transformar la utilidad de un vehículo en algo más que en una cuestión de estética son algunos de los pretextos a los que recurren los automovilistas que decoran sus coches con alerones, tubos de escape sonoros, cristales tintados, faldones, rejillas en el capó, un alto número de altavoces...

Cerca de cien maniáticos de este arte se reunieron durante este fin de semana en Eivissa para comparar sus diseños y participar en un concurso que también reparó en los coches que más captaban la atención. El jurado eligió ayer en la explanada de Muebles Ibiza a los ganadores en categorías tan llamativas como qué coche metía más ruido con su equipo musical, cuál tenía mejor iluminación o qué recurso estético era el más original.

Es la primera concentración 'tuning' -como así conocen los entendidos a este ámbito de la automoción- que se ha celebrado en Eivissa, donde la afición por los coches decorados de manera barroca se extiende cada año. Los menos sofisticados recurren a las tonalidades de la pintura para llamar igualmente la atención. Así, ayer se pudo ver a un monovolumen amarillo limón con un tubo de escape a juego que destacaba sobre un alerón trasero. Los coches pierden utilidad en detrimento de lo estético.