Los municipios turísticos de Balears consumen el 65% más de agua
que en las zonas no turísticas; nuestra comunidad es la que cuenta
con más producción de residuos; el consumo de energía se ha
incrementado en un 54% en los últimos años y el 35 por ciento de
las carreteras están ocupadas por vehículos, dos coches y medio por
persona. Estos datos son sólo un pequeño avance del proyecto
denominado «Indicadores de Sostenibilidad Turística de Balears»,
que presentó ayer Macià Blazquez, en una ponencia que presentó el
conseller de Turisme del Govern, Celestí Alomar.
El conseller recordó que «el turismo es la gran actividad de
futuro, una opción para mejorar». Alomar expuso las dos caras de la
moneda. Por un lado, Balears es una de las comunidades con una
renta muy superior a la media, pero soporta una cruz: es la primera
comunidad en producción de residuos, a la cola de titulaciones
universitarias y con más fracaso escolar. «Hay que hacer un
esfuerzo brutal para crear un sistema de planificación», advirtió.
Los cimientos de la planificación se contemplan en el proyecto que
se adelantó ayer como respuesta a «la insostenibilidad del modelo
turístico tradicional».
En la jornada de ayer, además, el presidente del Institut Català
de la Mediterrània, Andreu Claret, expuso una ponencia sobre la
identidad y las culturas mediterráneas, que atraviesa «un momento
en el que hay una recuperación de la identidad mediterránea como
elemento común a los pueblos». Otra de las ponencias, ofrecida por
el catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona, Joan
Domènec Ros, se abordó el medio ambiente. El experto alertó sobre
«la ocupación del espacio litoral y la transformación de este
espacio por el ocio y el turismo» y la falta de planificación.
La sostenibilidad «es la única vía de
supervivencia»
El ingeniero, consultor ambiental y delegado de la comisión
permanente de la Fundación Promaris, Alfredo Jiménez, cerró ayer el
ciclo de conferencias adscritas al I Congreso Internacional Islas
del Mediterráneo con una conclusión dramática: «Hemos condenado a
los que nos sucederán a un planeta inhabitable». Jiménez recalcó
que «la sostenibilidad no sólo es un posicionamiento ético sino la
única vía para la supervivencia». «El hombre -señaló el delegado-
debe pasar de considerarse a sí mismo como un dueño absoluto a un
usufructuario respetuoso»
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