El historiador Pierre Vilar resumió en su breve «Historia de
España» lo que significó para el país el 14 de abril de 1931: «La
Dictadura de Primo de Rivera había gobernado sin transformar, la
República quiso transformar y gobernó difícilmente». Hoy se cumplen
setenta años de aquel sueño de progreso, que acabó con el
alzamiento militar del día 18 de julio de 1936. La utopía se vió
ahogada por una fuerte inestabilidad política de consecuencias
trágicas. Mascaró Passarius señaló que «a lo largo de 58 meses de
existencia de la República Española, se formaron dieciocho
gobiernos, incluido el presidido por Martínez Barrios el 19 de
julio de 1936, que da un gobierno cada poco más de tres meses como
promedio». Una cifra descorazonadora -según Ramón Tamames- para los
republicanos sinceros, que «dejaron de tener fe en tan estéril
parlamentarismo».
En su libro «La Guerra Civil a Eivissa i Formentera», Artur
Parron señala: «Durante la Segunda República, instaurada el 14 de
abril de 1931, en Eivissa y Formentera se conoce una época de
intensa vida política y de cambios sustanciales en la estructura
social». Parron indica como en la ciudad de Eivissa el poder
económico se desplaza hacia el núcleo de la Marina, en detrimento
de los propietarios rurales. Igualmente, se produce «la
estructuración de sectores de clase media y obrera en
organizaciones republicanas y de izquierda que irán ganando
presencia social», aunque su peso electoral no será relevante.
La heterogeneidad del sector republicano permitió que, tras las
elecciones de junio de 1931, la Conjunción Republicanosocialista se
disgregue en diversos partidos, como el Partido Republicano
Federal, el Partido Radicalsocialista, el Partido Democrático
Federal y en Acción Republicana. Las diferencias de ideales entre
las poblaciones de las Pitiüses quedaban registradas con las
ventajas obtenidas por la izquierda en Formentera y la derecha en
Eivissa. «En Eivissa domina el caciquismo -explica Parron-; y en
Formentera la pequeña propiedad».
La victoria estatal del Frente Popular en 1936 desató la tensión
política en las Pitiüses, al igual que en el resto del Estado. Los
ayuntamientos isleños gobernados por la derecha fueron sustituidos
por comisiones gestoras de izquierdas mientras la nación caminaba
inexorablemente hacia el desastre de la Guerra Civil.
Siguiendo con el relato de Parron, este autor apunta: «Otro de
los aspectos emergentes durante los años republicanos, que tendrá
una gran incidencia en el conflicto bélico, es el anticlericalismo
de ciertos sectores de la población isleña». El ejército se hizo
cargo de la situación en las Pitiüses tras el alzamiento. En agosto
de 1936, las fuerzas republicanas desembarcan en es Pou d'es Lleó y
en Santa Eulària, al mando de Alberto Bayo. La Guerra Civil alcanza
a Eivissa y Formentera de lleno. Ya nada será igual durante los
siguientes años.
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