El conseller de Presidència del Govern balear, Antoni Garcías,
rechazó ayer la propuesta de la Administración central de crear un
impuesto sobre distribución de carne para paliar el coste de la
crisis de las «vacas locas», porque este tributo «terminará
recayendo sobre el bolsillo del consumidor».
Por el contrario, Garcías opinó que lo que debería hacer el
Gobierno es «dedicar más dinero» a fin de acabar con una crisis
«difícil de salvar para el sector productor». «No se puede ser tan
raquítico con el dinero en este problema cuando está en juego la
supervivencia de todo el sector», insistió el conseller, quien
agregó que el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, «está
atrapado por el déficit cero que defiende el Gobierno».
Asimismo el Govern pidió ayer, a través del conseller de
Presidència, la dimisión del ministro de Agricultura, Miguel Arias
Cañete, por su «incapacidad para resolver el problema de las vacas
locas». El Ejecutivo recalcó que no existe ningún riesgo con la
carne de ternera que se comercializa en Balears, «ya que pasa unos
controles sanitarios muy estrictos». Garcías reconoció que no puede
asegurar al cien por cien que no se produzca algún caso de
encefalopatía bovina espongiforme en el archipiélago.
No obstante, tras precisar que los ocho test efectuados hasta el
momento en vacas de Baleares han dado negativo, recordó también que
en las Islas «no existe tradición de comer carne de vaca», sino
terneras de menos de un año, a las que no afecta la enfermedad.
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