«Estamos ante otro caso de muerte de un trabajador que se podía
haber evitado», señaló ayer el asesor de la Conselleria de Treball
i Formació, Bartomeu Tugores, que acudió a Eivissa acompañado por
el técnico en Salut Laboral, Miquel Crespí, a inspeccionar el hotel
Don Toni de Platja d'en Bossa donde el pasado lunes murió un
fontanero, Antonio M. R. de 45 años, casado y con tres hijos,
aplastado por un muro que se desplomó mientras trabajaba en una
zanja.
Tugores remarcó que «no hace falta ser técnico para ver lo que
ha sucedido», añadiendo que es evidente que «la empresa es la
responsable, porque debe garantizar que el trabajo de los empleados
cumpla la normativa de prevención de riesgos». El obrero fallecido
no trabajaba contratado directamente por la empresa hotelera sino
por una subcontrata por lo que los técnicos deben averiguar quien
es el último responsable.
El personal de Treball comprobó que el muro que se desplomó era
de dos metros y medio de alto por cuatro de largo, completamente
lleno de bloques de hormigón, con un importante peso sin ningún
tipo de sujeción o cimentación y construido sobre la gravilla. El
muro servía de base a las duchas en cuyas cañerías, a pie de muro,
estaba trabajando el obrero cuando se produjo el derrumbe. «Una
bomba de relojería», según el personal de la Conselleria de
Treball.
Bartomeu Tugores no adelantó ayer a cuanto pueden ascender las
sanciones, ya que, «una vez que se determine quien es el
responsable podría modificarse la cantidad barajada», explicó. De
todos modos, Tugores avanzó que no creen que el responsable en este
caso pueda ser el trabajador. La intención de Treball es poner el
máximo de sanciones posibles al responsable, «que parece claro que
es la empresa, que permite que haya un muro de estas
características sin ningún tipo de protección y no del trabajador
que desconoce el peligro al que se enfrenta», remarcó el asesor de
Treball.
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