El profesor de lenguaje musical escucha las sensaciones que el estreno causó a sus alumnos. Foto: V.F.

Bajo el mensaje de que los nervios ante el estreno en una actuación con público se atenazan «imaginándote que los espectadores están en calzoncillos» comienza en el Patronato Municipal de Música una sesión extra que el profesor de lenguaje musical, Federico Rey, mantiene con sus alumnos para saborear el éxito de convocatoria que tuvieron hace nueve días en Can Ventosa. Los comentarios, conforme avanzan los primeros minutos de charla, se centran en la anécdota, en lo que el espectador no ve.

Federico recuerda que los nervios no afectaron a los chavales y confiesa que él fue el que estaba más intranquilo. «Los alumnos de la primera fila movieron mucho para atrás su banco al sentarse y los de la segunda fila no cabían. Ahí comencé a ponerme nervioso. Pero una maniobra rápida hizo que la cosa se solucionara sin consecuencias». Esta es una de las anécdotas que marcaron el día del estreno en Can Ventosa de la primera promoción del coro infantil del Patronato.

Los bancos no dejaron de convertirse en un problema. A uno se le salió el apoya brazos y un alumno lo colocó de manera que el auditorio no captara el incidente. «Fue muy gracioso comprobar que el chico volvió a colocar la pieza dándole golpes al compás de la música». En un mes y medio los chicos del coro han pasado de una rápida formación a convertirse en la futura cantera que alimentará al coro «Ciutat d'Eivissa». A finales de mes compartirán escenario con los mayores en la interpretación del Carmina Burana de Orff.