Ó. DELGADO El último domingo de mes significa para Entesa Nacionalista i Ecologista (ENE) disfrutar de la orografía de las Pitiüses. El objetivo de las excursiones que proponen regularmente se centró ayer en la cala d'Olivera, un paraje natural a partir del cual el grupo ecologista quiso demostrar a las 90 personas que les acompañaron que Eivissa cuenta con rincones con una carga de interés histórico, paisajístico y cultural. Como afirmó Antoni Marí, dirigente de ENE, «actividades como esta desarrollan una función social a través de la cual mucha gente que no tiene oportunidad de conocer la riqueza de los parajes naturales de la isla por su trabajo, encuentran con estas excursiones una integración más rápida en el entorno».

La salida de la comitiva se produjo a las once y media de la mañana desde Cala Llonga. En el transcurso de la ruta que conducía hasta cala d'Olivera, los responsables del ENE explicaron algunas curiosidades a los improvisados senderistas. Algunas casas abandonadas que presentan antecedentes históricos fueron blanco de sus palabras. Antoni Marí insistió en la necesidad de recuperar enclaves como éstos.

La visita se cerró tras el almuerzo. Bocadillos, piezas de fruta, refrescos y, sobre todo, agua se convirtieron en los ingredientes básicos con los que los excursionistas recuperaron fuerzas. El terreno rocoso adjunto a la cala sirvió de merendero. El resto lo puso el paisaje y el tiempo soleado.