Los responsables de la conselleria insular de Agricultura meditan
si es conveniente vacunar al ganado ovino, caprino y bovino pitiuso
contra el virus que produce la enfermedad de la lengua azul, ya que
existe el temor a introducir en la isla una enfermedad de la que,
de momento, no hay pruebas de su existencia, sólo la sospecha.
Por una parte, los primeros análisis efectuados al ganado
sospechoso de estar enfermo dieron negativo. Además, aunque los
segundos análisis -cuyos resultados aún se desconocen- dieran
positivo, existe la posibilidad de que con el sacrificio de las 50
ovejas de la granja de Santa Gertrudis ya se haya eliminado el foco
de infección.
En este sentido, el conseller insular de Agricultura, Vicent
Tur, explicó ayer a este periódico que «aún se debe pensar si es
procedente vacunar o no» a toda la cabaña ovina pitiusa. A su
juicio, «el hecho de vacunar representa la introducción de la
enfermedad en la isla, aunque sea de manera mitigada para que el
organismo desarrolle anticuerpos».
La decisión depende, pues, de dos factores. Por una parte, de si
el resultado del segundo análisis es positivo, es decir, si
demuestra que las ovejas de Santa Gertrudis sacrificadas estaban
contagiadas por el Orbivirus. Y aún en el caso de que esos
resultados sean positivos, la decisión final dependerá de si en los
próximos días se producen nuevos casos: «Si no hay más ovejas que,
aparentemente, sufran la lengua azul, igual la vacunación tendría
más de negativo que de positivo», indicó Vicent Tur. No se conocen
nuevos casos desde que fue detectado el primer supuesto foco.
Además de los resultados de los análisis, tampoco llegaron ayer
a Eivissa las vacunas, si bien existe la probabilidad de que nunca
se lleguen a usar.
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