Muchos puestos del Mercat Nou redujeron su escaparate por falta de material. Foto: R.B.

Los puestos de pescado de los mercados de Eivissa y Formentera ofrecían ayer una imagen poco habitual. Los pocos establecimientos que habían levantado las persianas tan sólo vendían un poco de pescado capturado en el mar pitiuso, concretamente, morralla para caldo y gerrets.

De esta forma, especies como el pajel o la dorada cambiaron el mar por el aire y llegaron a Eivissa en avión. Así, los costes de transporte hicieron que, por ejemplo, la roja se cotizase a 3.400 pesetas el kilo, cuando su precio habitual es de unas 2.700. Lo mismo ocurrió con el gallo, que ayer se vendía por 3.200 pesetas el kilo, 500 por encima del importe en días normales.

No obstante, sólo los más tempraneros compradores tuvieron acceso a este pescado. Los encargados de los puestos se quejaban de que ellos tenían que soportar los gastos de un día normal, mientras que los ingresos descendían de forma estrepitosa. En esta línea, muchos pescaderos recriminaron a los pescadores que bloquean los puertos de Barcelona y Cataluña que no fueran solidarios con su situación. «Si esto no se arregla rápido iremos al caos», subrayó un comerciante de Santa Eulària.

Y es que las cofradías pitiusas no pescan suficiente para cubrir la demanda local y, por añadidura, ayer los faenadores sufrieron un día de mala mar. Por esto, especies tan comunes como el salmón, el mero, el pajel, la dorada, el mejillón, la almeja, la gamba, la lubina, la sardina o el boquerón viajan cada noche desde las lonjas peninsulares para llenar los mostradores de los mercados pitiusos. Por todo esto, muchos restaurantes se vieron obligados a variar sus menús y borrar de la carta algunos platos.