Un pinchazo entre dos vértebras (la L4 y la L5) permite que el
parto no se convierta en una pesadilla para muchas mujeres. Desde
el 20 de agosto, Can Misses ha puesto en marcha el programa de
anestesia epidural, que coincide con la incorporación de un
anestesista al servicio. Hasta el momento se han realizado diez
anestesias epidurales en el hospital público.
Todas las mujeres que los soliciten pueden recurrir a la
analgesia epidural, pero la novedad no ha causado una avalancha de
peticiones. «La gente está un poco remisa por temor a lo nuevo»,
precisa el jefe del servicio de Anestesia de Can Misses, Jesús
Preciado. Precisamente, el rechazo de la paciente a esta técnica es
una de las contraindicaciones, ya que ha de ser totalmente
voluntario. La parturienta ha de firmar un consentimiento
informado.
El servicio ha redactado un folleto informativo que se
distribuye entre las comadronas, médicos de primaria y las
parturientas donde se recoge en qué consiste la anestesia epidural,
las complicaciones que pueden surgir. Además, se ofrecerá
información desde el propio servicio a todas las mujeres que lo
requieran.
Entre las contraindicaciones a esta técnica se encuentran las
siguientes: las enfermedades que afectan a la coagulación de la
sangre por el peligro de que se produzca un hematoma epidural;
infección en la zona de la punción; una hemorragia; y cuando el
parto esté muy avanzado con una dilatación de ocho centímetros.
Preciado recomienda, sin lugar a dudas, la anestsia epidural: «Las
mujeres deben parir sin dolor. Si se puede evitar el dolor, mucho
mejor».
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