Hace ya algunos meses la ciudad norteamericana de Seattle congregó a cientos de miles de jóvenes para boicotear una reunión de la Organización Mundial del Comercio. Hace apenas unas semanas, en Berlín se reunía poco más de un millón de jóvenes para participar en el Love Parade, una fiesta de música dance. Hace una semana, el Papa congregó a 2.400.000 jóvenes en Roma para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, convirtiéndose en la persona con mayor poder de atracción para la juventud de todo el planeta.

En las dos primeras reuniones no tenemos constancia de la presencia ibicenca; hasta la capital italiana llegó el pasado día 15 una delegación de 29 ibicencos con edades comprendidas entre los 15 y 40 años que participaron en uno de los actos que mayor eco han obtenido en los medios de comunicación el último año. «Fue lo nunca visto: ver a más de dos millones de muchachos reunidos con los mismos intereses es algo irrepetible», señala Miguel Àngel Riera, capellán de Sant Agustí y uno de los organizadores de este viaje.

La expedición partió de la isla el pasado día 12 con destino a Barcelona. En la Ciudad Condal tomaron un autobús que les llevó a Roma. Las incomodidades del trayecto han quedado ahora en anécdotas para el recuerdo. Fue toda una semana soportando temperaturas de hasta 45 grados a la sombra, durmiendo en un centro comercial con sacos de acampada y comiendo lo que buenamente se podía comprar en una ciudad desbordada por la avalancha. Los vecinos de Roma, volcados con la iniciativa "hubo nada menos que 25.000 voluntarios" les tiraban agua desde los edificios para aliviar el calor. «Llegamos físicamente cansados, pero espiritualmente llenos», señala Toni Ferrer, otro de los participantes.