Por un lado, varias colles de ball pagès cantando y bailando mientras los miembros de ERC repartían pasquines y colgaban pancartas alusivas a la independencia de los Països Catalans. Por el otro, cientos de personas comiendo su merienda ajenas a toda reivindicación mientras disfrutan del pasodoble «España cañí».
Estos contrastes fueron los que se vivieron ayer en la berenada popular, una tradición que en los últimos años "y gracias al empeño de las instituciones" ha recuperado parte de su esplendor de antaño y congregó ayer a más de 1.000 personas en el Puig des Molins. Esta edición se convirtió, sin duda, en la más politizada de cuantas se recuerdan. Aunque no todos tuvieron su derecho a protestar, como les pasó a los miembros del CIRE, que vieron como la Policía Local les requisaba una pancarta con un lema bastante inocente: «Defensar la terra és defensar la cultura».
La berenada comenzó a las siete de la tarde con un cercavila que recorrió el trecho que se para la plaza de España y es Puig des Molins; su misión era recoger a todos los que querían sumarse a esta fiesta. En el Puig des Molins les esperaba la Banda de Música Ciutat d'Eivissa y varias colles de ball pagès, que se encargaron de amenizarles la tarde. Además, el Grup s'Estaló organizó varios juegos para los pequeños que acudieron a la cita. Algunos "muchos" optaron por bañarse en el mar, presas del intenso calor al que se enfrentaba todo el mundo de la manera que podía. La nómina de autoridades que acudió a esta fiesta también fue larga, encabezada por la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, y el alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, junto a casi todo el equipo de gobierno municipal.
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