El torero Rafi Camino llegó a Eivissa el pasado lunes junto a unos amigos con la intención de pasar unos días de vacaciones. Sin embargo, y muy a su pesar, la presencia de numerosos reporteros de la prensa rosa le ha procurado más de una molestia, como nos explicó ayer por la mañana, cuando nos atendió a pie de barco tras presentarnos como periodistas locales: «Con vosotros sí que hablo; no hay problema».
El diestro, sobre cuya vuelta a los ruedos se ha especulado mucho, señaló que se ha llevado una impresión excelente de Eivissa: «Me ha impresionado. Pienso volver en invierno, cuando no haya tanta gente». La afición por el mundo del toreo le llegó a Rafi "o Rafael, como prefiere que lo llamen" por sus genes: es hijo del gran matador Paco Camino, uno de los nombres históricos en este arte.
Rafael debutó como becerrista en Candelada, Àvila, en 1984, donde ya demostró sus excelentes dotes para lidiar a los animales. El traje de luces se lo enfundó por primera vez en 1986, en la plaza de Puerto Banús, donde compartió cartel con el Litri. Ese fue el comienzo de una impresionante carrera que, en los últimos años, ha dejado evidentemente de lado. Ahora, a pesar de que lucha contra ello, el torero es más conocido por sus enfrentamientos con las mujeres que con los toros. La última relación seria que se le recuerda fue la que mantuvo con la modelo Nani Gaitán, que ha acabado como el rosario de la aurora.
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