El futuro de las Pitiüses y el camino para garantizar un correcto
crecimiento de las islas centró ayer el discurso institucional que
la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, pronunció durante
la celebración de la Diada del 8 d'agost, fecha en la que se
conmemora la llegada de la tropas catalanas a Eivissa. Costa se
refirió a la recién aprobada Norma Cautelar Urbanística como un
ejemplo de la actuación que se debe llevar a cabo desde el gobierno
insular para «impulsar aquellos cambios que sean necesarios para
aumentar los niveles de bienestar de los ciudadanos». La presidenta
se refirió a las protestas surgidas desde varios sectores
económicos y sociales de la isla asegurando que a pesar de la
incomprensión inicial, «Eivissa y Formentera se juegan demasiado
para continuar retrasando las soluciones».
En un discurso donde no dejó de lado la labor realizada hasta el
momento por el gobierno progresista, Pilar Costa, aseguró que: «El
futuro de las Pitiüses no pasa por la ignorancia de la realidad, ni
refugiándonos en la ficción de que avanzamos cuando en realidad lo
que hacemos es huir hacia adelante». Coincidiendo con el
significado reivindicativo de la jornada de ayer, Pilar Costa se
refirió también a la necesidad de ampliar la capacidad de
autogobierno de las instituciones propias. Así, tras recordar «los
pasos logrados con la nueva ley de Consells, el proceso de
transferencias o la mejora de la financiación», Costa exigió del
Gobierno central el desarrollo del Régimen Especial para Balears y
aseguró: «A pesar de la importante contribución que hacen las
Pitiüses a la riqueza del Estado, «tenemos unas inversiones
insuficientes para garantizar unos servicios públicos de
calidad».
Pilar Costa tuvo un recuerdo para aquellos pueblos «castigados
por desastres o conflictos armados». En este punto, la presidenta
del Consell expresó su deseo personal de que la solidaridad se
convierta en una característica «propia de nuestra identidad
colectiva» y recordó épocas pasadas en las que los ciudadanos de
las Islas «también fueron emigrantes». Tras recordar que
históricamente las Pitiüses han vivido aisladas, «con un importante
grado de incomunicación» y que hoy en día las islas, son ejemplo de
una sociedad rica y plural, que sin renunciar a su identidad, están
«abiertas al diálogo y al contacto con otras realidades
diferentes», y destacó la riqueza que ello supone para los
ciudadanos.
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