El president del Govern, Francesc Antich, en un momento de la entrevista con José María Aznar.

OLGA QUINTANILLA-MADRID
El president del Govern, Francesc Antich, no consiguió arrancar ningún compromiso concreto de José María Aznar, con quien se reunió ayer en el complejo de La Moncloa durante casi dos horas.

Un Antich serio, volvió con las manos vacías pero satisfecho por «la gran sensibilidad y la predisposición que espero encontrar entre los distintos ministerios y los consellers». En la posterior rueda de prensa, el president quiso dejar claro que la entrevista se había desarrollado en un marco de colaboración «fluido y eficaz con la más alta lealtad institucional». Se mostró partidario de enterrar «recelos» sobre el centralismo «pero esto no significa que no vaya a defender las necesidades de las islas». La mayor parte de las peticiones realizadas por Antich a Aznar giraron en torno al desarrollo del régimen especial y es previsible que a lo largo del próximo trimestre se activen las soluciones, según confirmó el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas.

Antich reconoció que las instituciones de Baleares «son pobres» y añadió que no había ido «a pedir la luna; jamás lo haremos porque no estamos en un mercadeo». El presidente balear valoró positivamente su percepción sobre el líder del partido popular sobre el que comentó: «He encontrado a un interlocutor sensible a los grandes problemas de Balears». Según Antich, Aznar dijo que las Islas son «una de las ventanas más importantes que España tiene en Europa por lo que no puede haber problemas como el del agua o la energía».