La imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, (carácter canónigo que ostenta desde 1885) visitará Eivissa y Formentera los días 6, 7 y 8 de octubre. Será la primera vez en 16 años que salga de su comunidad y lo hará en virtud de una petición que han realizado las comisiones falleras de las Pitiüses y muy especialmente el obispo de la diócesis, Agustín Cortés Soriano, valenciano de nacimiento y ex conciliario de la Hermandad de Seguidores de la Mare de Dèu. Precisamente, es potestad de la máxima autoridad religiosa de las islas confirmar unas fechas que en principio parecen cerradas. En los inicios de las conversaciones se barajó también el mes de abril como posibilidad de la llegada, aunque hoy por hoy parece totalmente descartada.
La tradición atribuye la confección de la imagen al padre Joan Gilabert al que tres días de trabajo ininterrumpido bastaron para realizar la hermosa talla. La veneración se restringe en sus inicios (y según las costumbres de entonces) a presidir procesiones o los entierros de desamparados, ajusticiados y cofrades. Con ocasión de la visita a Valencia de Felipe V en 1632 y quedando prendado el monarca de la figura decidió construir una capilla a la altura. La edificación contó con el respaldo de devotos impulsores como Pedro Urbina o Eduardo Àlvarez de Toledo, conde de Oropesa, agradecido por que sus plegarias a la Señora le devolvieran la salud en medio de una epidemia que costó la vida a 50.000 personas, allá en el siglo XVII. El año 1664 supondría el final de las obras con la subasta del ladrillo de la cúpula.
A lo largo de la historia, la Mare Déu ha recibido la visita de importantes personalidades. El Papa Juan Pablo II lo hizo por primera vez el 8 de noviembre de 1982.
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