Las aulas presentaban ayer un aspecto extraño. El ruido de una clase sin estudiantes sólo podía compararse al de los recreos sordos. Por los pasillos de los centros de primaria y secundaria de la isla apenas se encontraban docentes dispuestos a entregar sus trabajos a los escasos alumnos que se acercaban a reclamarlos.

La jornada del martes fue el día escogido por la mayoría de las escuelas de Eivissa para decir adiós a nueve meses de trabajo. Así en el Instituto Santa María los estudiantes de plástica confeccionaron una falla con motivo mitológico que se plantó y quemó tras el estruendo de tres tracas. No olvidaron tampoco ser solidarios en virtud de un desayuno confeccionado por madres y padres y rentabilizado por sus hijos en el que se recaudaron fondos para Guatemala, aprovechando que una de las tutoras actúa de colaboradora en un proyecto del país Latinoamericano. También Sa Bodega, Sa Graduada o la escuela de Sant Joan quisieron festejar la despedida 24 horas antes de la fecha establecida en el calendario oficial. En ninguno de los casos faltaron actividades que se salían de la rutina y que tenáin premio para los osados participantes.

Ayer, el patio servía como escenario de una gran celebración de los más pequeños en el Colegio de la Consolación. Tener entre tres y cinco años equivalía a un helado de fresa y nata gratis, música de baile y poder apurar con una sonrisa la última mañana en la que levantarse temprano era obligatorio. A partir de ahora, dos meses por delante para disfrutar de la playa, el sol y los juegos. Un largo descanso siempre merecido (auqneu sólo fuera por las clases). Sa Bodega quiso también que anoche fuera diferente. Una conferencia de Ramon Mayol de tinte medioambiental, una torrada y medio centenar de compañeros que pasaron a ser invitados fueron los protagonistas de la velada.