Las minas pueden ser decisivas en una guerra. Al margen de las que conocemos por haberlas visto en el cine o la televisión, los ejércitos poseen una amplia y variada gama de estos artefactos explosivos. En ese momento es cuando entran en acción las flotillas de caza y dragaminas de la Armada. Ahora cuatro buques procedentes de la 2ª Escuadrilla de Medidas Contra Minas, a las órdenes del capitán de corbeta Enrique Zafra, han amarrado en el puerto de Eivissa para mostrar a la población parte de su actividad.

Estos navíos "«Tajo», «Sil», «Odiel» y «Ebro»" han estado en aguas de las Pitiüses realizando labores de adiestramiento y maniobras, como señala el segundo comandante del «Sil», Angel Meroño. Ayer, los cuatro barcos celebraron una jornada de puertas abiertas para permitir que todos los que quisieran subieran a bordo para conocer el día a día en este buque. Esta actividad se repetirá hoy entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde.

Los cuatro buques de la Armada comparten características técnicas. Son de la clase Júcar y fueron fabricados en los Estados Unidos en la década de los 50. Su eslora es de 43'9 metros, mientras que su manga alcanza los 8'28 metros y obtienen de sus motores una potencia de 900 HP. Su armamento es más bien escaso, reducido sólo a las ametralladoras de 20 m/m. Sin embargo, éste tampoco resulta imprescindible para las tareas que se les ha encomendado en la Armada española. Así, entre las misiones que realizan se encuentran, además de la detección y neutralización de las minas, la conducción de las fuerzas navales o los buques independientes y el balizamiento o protección del resto de barcos.