Mónica Ruiz, la azafata mallorquina que trabajó en una empresa naviera de Eivissa, abandonó en la madrugada del pasado martes la casa del «Gran Hermano» tras la publicación en la revista «Interviú» de un reportaje en el que se informaba de que la chica estuvo en un club de alterne de Alicante.

Por lo visto, esta muchacha decidió dejar después de que la organización le informara de lo que se decía de ella. Pretende estar fuera del recinto para poder defenderse.

La salida de la casa no fue demasiado normal: «Dos la sacaron cubriéndole la cabeza, luego la meten en un coche y se la llevan», explicaba ayer un periodista que aguardaba a la salida de la casa. Mientras, en el barrio palmesano de Son Gotleu, en el que residía Mónica junto a su madre, hay comentarios para todos los gustos. Desde el «ya lo sabíamos» hasta el clásico «no teníamos ni idea». A pesar de todo, la mayoría de los vecinos consultados aseguran no extrañarse por lo que dice la revista. Por su parte, su madre se muestra muy nerviosa: «No he dormido en toda la noche. Estoy esperando que me llame mi hija. Cuando llegue el momento, hablaremos. Ahora lo tengo prohibido», asegura.