El Ayuntamiento de Eivissa acogió ayer un pleno extraordinario. Y lo fue en todos los sentidos. Concejales, portavoces y alcalde trataron, a lo largo de una hora y media, importantes cuestiones gracias a un debate en el que se habló de barreras urbanísticas, problemas sociales, cuestiones sanitarias o ecología. La única peculiaridad, sus protagonistas: 20 chavales de sexto de primaria procedentes de los colegios Can Misses y Blanca Dona.
Previamente, los centros habían realizado unos singulares comicios en los que el cargo se ganaba con la construcción de la mejor redacción sobre problemas urbanos -nada como una introducción apropiada a las circunstancias-. Una vez elegidos, la función residía en defender los intereses de los ciudadanos. Y allí estaban ellos, con apenas once años y especulando sobre la necesidad de ampliar el horario de las instalaciones deportivas como alternativa al mundo de la droga; promoviendo campañas de donación de órganos o reciclaje doméstico; defendiendo la ampliación de las zonas verdes, los carriles para bicicletas o la creación de bosques.
Los escolares manejaron con maestría una situación en la que partían de novatos y demostraron que ser político es sólo una cuestión de procedimiento cuando el interés es sincero. Incluso en el turno de ruegos y preguntas se atrevieron a exponer hechos como que «Blanca Dona sea la única escuela que no tiene farolas». No se escapó tampoco a este conjunto de ediles el controvertido tema de las zonas azules y, aunque en este sentido Xico Tarrés, responsable del ejecutivo local, se mostró poco imparcial, en los referentes asuntos se comprometió a tomarlos en cuenta.
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