Una clase de historia puede ser muy árida si no se sale del aula. En cambio, si las explicaciones se dan en ses Païsses de Cala d'Hort y lo primero que ven los estudiantes son tumbas de la época púnica, la cosa se anima. «¿Alguien sabe cómo morían los habitantes de la época?», pregunta a los 99 estudiantes del colegio Nuestra Señora de la Consolación la historiadora del Consell, Cristina Palau. Nadie responde, pero para entonces todos los alumnos tienen ya los ojos bien abiertos ante las perspectivas de tener una clase de lo más divertida.

La Conselleria de Cultura ha decidido mostrar a todos los estudiantes de las Pitiüses los bienes que la máxima institución ha restaurado en los últimos meses. Entre éstos, el establecimiento rural púnico-romano de Cala d'Hort y el molino de es Purxet. Para ello, se han ofertado una serie de excursiones a los institutos para las próximas semanas, como señala Palau. La primera de estas salidas fue la que se organizó ayer. A las diez, dos autobuses dejaron a un centenar de alumnos en ses Païsses para comenzar un paseo que les debía llevar a los orígenes de las civilizaciones.

El Consell repartió entre los estudiantes y los profesores varios cuadernos didácticos en los que se detalla toda la información sobre el asentamiento: desde mapas para localizar la zona hasta la estructura de las familias de la época. Todo lo necesario para que la visita acabe con la lección bien aprendida. Por no faltar, había hasta una parte de ejercicios que los estudiantes debían encargarse de rellenar una vez volvieran a sus pupitres. Pero lo mejor de la excursión estaba por llegar. Tras la charla de la historiadora llegó el momento de entrar en las tumbas excavadas en las rocas. La posibilidad de conocer un lugar donde se habían enterrado a personas 25 siglos atrás despertó el espíritu aventurero de los chavales.