Quince alumnos por la mañana y otros tantos en el turno de tarde constituyen la mejor baza del curso de restauración y reciclaje doméstico emprendido a comienzos de febrero por el Ayuntamiento de Sant Antoni. La propuesta, planteada al consistorio en octubre por su coordinadora y responsable Pepa López, ha demostrado en todo momento, según la mecenas, «una perfecta conexión entre las dos partes». De hecho, el equipo de gobierno municipal ha dotado del material necesario para llevar a cabo las prácticas, parte esencial del seminario, pensando además en una futura reutilización de los instrumentos.

Meses después es ya una realidad que se ha visto superada por las peticiones (incluso hay una lista de espera), lo que obligó a que lo que en principio se había pensado como un único grupo de 9.30 a 13.30 horas se haya multiplicado por dos ampliando al horario de tarde. Ello ha supuesto improvisar dentro del recinto de Sa Cooperativa un escenario común para las actividades de Cómica y un ámbito paralelo donde realizar los ejercicios y lecciones teóricas del taller.

En total se darán 150 horas en las que se van a impartir diversas técnicas «en función de qué precise cada mueble que se tratará». La clave del éxito se encuentra en «observar, porque cada elemento precisa de una atención diferente», apunta López. A partir de ahí sólo queda limpiar, obras de carpintería y acabado, esta última fase con una peculiaridad isleña: «Aquí se lleva mucho el encerado aunque esto es a gusto del consumidor y no tenemos un patrón fijo».

Hoy ha tocado limpiar, pero a ninguna de las presentes parecía importarles mucho. Cada una de las alumnas había llevado un objeto personal, desde cofres antiguos hasta puertas, en los que se esmeraban para que el paso del tiempo no se notara. Decapantes y disolventes constituyeron así los primeros protagonistas de esta aventura que se extenderá hasta abril y cuyos frutos podrán verse entonces en una exposición organizada con tal pretexto.