Ha trabajado en la radio como colaborador.

Su agenda está repleta de nombres y teléfonos por los que muchos pagarían cantidades millonarias. La clave, «salir mucho, todos los días, no faltar a ninguna fiesta, contactar con gente y tratar a todos», algo que implica, indudablemente, «encontrar a gente estupenda y a algunos que no lo son tanto». Javier García estrenó el 2000 con una nueva profesión, la de promotor de artistas, y el balance que hace de estos meses es «estupendo». Antes ha sobrevivido «poniendo música, como colaborador en la radio», empleos de los que no saca un balance triunfalista como el actual.

Asegura que se trata de un trabajo rentable en el que se puede ganar dinero a pesar de que traer una sola noche a la isla a personajes como César del Río (el que fuera Dj residente de Privilege este verano) puede llegar a costar hasta 250.000 pesetas, excluidos pasaje, hotel y comidas. Actualmente trabaja en la sala Guaraná de Santa Eulària, desde donde pretende «reanimar un poco los inviernos de Eivissa», aunque ya tiene la vista puesta en la época estival. «Este verano va a triunfar el deep-trance, un techno agrícola con más producción». Se trata de una modalidad originaria del Reino Unido donde, según García, «los ingleses van de modernos y quieren serlo tanto que siempre llegan tarde a todo». Ello supondrá el destronamiento del gran héroe de 1999, «el euro-trance», de una manera tan rápida como el ritmo al que se mueve la noche.

Hablar con él es encontrarse con una retahíla de citas en las que pueden encontrarse curiosas interpretaciones de los ciclos vitales de la isla. «Ahora la gente se encierra en las casas y cambia el ritmo y la música», dice, pero tiene muy claro que lo que se busca aquí es «diversión» y de un solo tipo: «Estamos en la capital europea del house. Yo entiendo que tiene que haber sitio para todos pero no es que el rock and roll esté muerto sino que cuando bailamos en Privilege a las seis de la mañana, se encuentra durmiendo», afirma. Su consideración de los gustos a nivel nacional tampoco es demasiado benevolente: «A nivel musical, somos Àfrica», un calificativo del que, sin embargo, excluye a la isla. Quizás por ello insiste en imponer un calendario de citas que ha confirmado hasta junio y en el que se incluyen nombres como José Divina, Sara, Oliver, Java, Soldado o David Moreno, alicientes que le han costado que algunas discotecas acaparen artistas y los introduzcan en su cartel.