La calle está dividida. Los políticos también. Establecer zonas azules en Eivissa, aunque sea a prueba por un año, no ha dejado indiferente a nadie. Los ciudadanos se separan entre los que, tras enfrentarse día a día a la situación caótica del centro de Eivissa, dan una oportunidad a este sistema de pago por cada hora de aparcamiento y los que abogan por parkings (subterráneos o disuasorios) y tachan las zonas azules de incómodas y caras, sobre todo para los residentes. El Partido Popular de Eivissa se ha manifestado en este último sentido, claramente en contra de la medida adoptada por el gobierno municipal.

Por su parte, el concejal del Pacte, Pedro Campillo, salió al paso ayer de las declaraciones de la oposición, asegurando que las zonas azules no sólo son beneficiosas sino el primer paso dentro de lo que va a ser todo un programa de ordenación del tráfico. Además, asevera que van a contemplar a los residentes dentro de esta remodelación de la ciudad. «Ningún vecino -matizó- va a tener que pagar 72.000 pesetas para aparcar su coche porque se harán aparcamientos disuasorios, asfaltados, iluminados y vigilados, de forma paralela». Los posibles fallos que presente el sistema de las zonas azules «se corregirán hablando con los vecinos y comerciantes de las zonas», aseguró.