Un chaval recoge, ayer por la mañana, su paquete en la Cruz Roja de Eivissa.

Los voluntarios de la Cruz Roja de Juventud lograron, un año más, que ningún niño de las Pitiüses se quedara sin juguetes el día de Reyes. Para ello, han trabajado duramente las últimas semanas, recogiendo todo lo que los vecinos, instituciones y comercios les han donado para esta campaña, que intenta que los pequeños de las familias con menos recursos también tengan sus regalos.

Al final, fueron cerca de 300 los juguetes que ayer repartieron desde primera hora de la mañana. Sin embargo, algunos de los voluntarios indican que muchas de las donaciones se tuvieron que tirar a la basura por ser «de quinta generación». También hubo alguien con bastante mala idea que donó un saco lleno de escobillas de water usadas. A pesar de todo, esta asociación agradece a todos su colaboración.

Los dos últimos días fueron muy ajetreados para los miembros de la Cruz Roja; alguno de ellos no durmieron ni siquiera la pasada noche de Reyes, atareados como estaban envolviendo y clasificando todos estos regalos. Los 30 jóvenes de esta organización humanitaria se movilizaron ayer a las ocho de la mañana para comenzar la entrega de los paquetes a todas las familias que lo habían solicitado previamente. La campaña de entrega de este año se prolongó hasta las nueve de la noche. Cada bolsa que se daba incluía un mínimo de cinco juguetes, escogidos según la edad de los pequeños. Nada más entrar en la sede de la Cruz Roja, los pajes reales entregaban una piruleta y un buen puñado de caramelos a los críos. Ahí comenzaba la sonrisa, que se volvía gritos de alegría cuando alguno de los voluntarios bajaba por las escaleras con los regalos en la mano.