Los niños de las Pitiüses se portaron muy bien el año pasado. De lo contrario, no se entendería la cantidad de niños que ayer por la mañana, aprovechando el intenso sol que lució todo el día, salieron a la calle para estrenar sus nuevas adquisiciones.
El Paseo Juan Carlos I de la ciudad de Eivissa se convirtió en un improvisado velódromo, puesto que si en algo han coincidido los chavales este año ha sido en pedir a los Reyes bicicletas nuevas. Las hubo de todos los tipos: de montaña, con cuatro ruedas y hasta, incluso, varias muy similares a las que utilizan los ciclistas profesionales. Algunos, más sofisticados, han dejado ya de lado los pedales y se han pasado a los coches eléctricos que, aunque no alcanzan tanta velocidad, no necesitan ni de la mitad de esfuerzo para desplazarse. Los enfrentamientos entre ciclistas no pararon de sucederse hasta que llegó la hora de ir a casa para comer.
A pesar de todo, también se pudieron ver las típicas muñecas, encajonadas en sus carritos de bebé, empujadas por algunas niñas, ilusionadas al dar el primer paseo a su nuevo muñeco.
Sin embargo, no todos los niños con juguetes nuevos salieron ayer a la calle para disfrutar de ellos: algunos "muchos" se quedaron en casa. Estaban jugando con la viodeconsola.
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