Máquinas y personas combinan sus respectivas funciones. Foto: MARINA MART.

Nombre: Wheelbarrow MK-7-M; peso 180 kilos y misión: salvar vidas. A finales del mes pasado, el Equipo de Desactivación de Artefactos Explosivos de Eivissa recibió, procedente de Madrid, un nuevo compañero que, aunque silencioso, resulta sumamente eficaz. Por primera vez en la historia de este combinado, nacido en 1982, se recibía un refuerzo en forma de máquina que viene a completar la labor del cabo y los dos guardias que lo forman. Todos los miembros confiesan estar muy satisfechos: «Es un regalo anticipado de Reyes», señala Fernando.

Se trata de un vehículo de tracción por orugas (lo que facilita su desplazamiento por todo tipo de terrenos) que se maneja a través de control remoto, permitiendo una distancia de hasta 100 metros. Además, está equipado con un sistema de TV de circuito cerrado, que en breve se reforzará con una cámaramás pequeña. Su valor en el mercado ronda los 18 millones de pesetas, precio que en situaciones de peligro se calcula en una cifra bastante superior.

Las posibilidades de actuación son múltiples, según las técnicas empleadas: desde el traslado de la posible mercancía peligrosa hasta su desintegración con agua a presión, en virtud de tres brazos intercambiables, en función de si lo que se pretende es hacer radiografías, traslados o ataques directos. No obstante, ello no impide que el trabajo humano sea imprescindible. La precisión de los técnicos y el dominio de la situación continúan siendo la base del éxito de cualquier operación.